22.11.18

En movimiento, v3


En el camino

Dolor. Voces lejanas. Todo se mueve. Golpe. (Pierdo la consciencia). Dolor. Intenso. Bamboleo. Ruedo para un lado. Ruedo para el otro. Golpe. Más dolor. Voces. Se van formando las palabras. «Doblá acá». Otro bamboleo fuerte. Ruedo. Estoy en el piso de una camioneta. Tengo una venda en los ojos pero se corrió un poco y algo llego a ver. Dolor. Dolor intenso. Me duele la cabeza.
—Doblá acá. —como una aguja que se me clava en el cráneo.
Dolor intenso. Y mis manos. Me duelen. Atadas. Duelen y a la vez no las siento. Hormigueo.
—Acá no hay que doblar todavía. —otra voz, otro disparo de dolor, como una resaca intensa—. ¿Para qué tenés el GPS del celular?
Me cuesta entender qué pasa. Estoy en el piso del interior de una camioneta tipo Trafic. Las líneas del piso se me clavan en la espalda y cada vez que dobla, ruedo y me doy contra las paredes. Frente a mí están los dos asientos. Conductor y acompañante, navegante. Me pierdo parte del diálogo porque estoy aturdido.
—A ver: tenés GPS y no sabés ni dónde estamos. Yo conozco el camino. No hay que doblar acá —sonó determinante. Sin conocerlos, puedo darme cuenta de que la cosa viene así hace rato.
—¿Qué dijiste? —como respuesta a algo que tampoco escuché. Mi consciencia va y viene.
El conductor, cada vez más alterado:
—¿Cómo que querés parar para mear? ¡Tenemos que entregarlo a este sin escala!
Hablan más fuerte y me matan con cada frase.
—Loco… no aguanto más. Y el Tano no va a decir nada por cinco minutos más o menos.
—No vamos a parar y se acabó.
—¿Pero qué hacés, pelotudo? —apenas veo que el otro lo está apuntando— ¿Te volviste loco?
—Te dije que vamos a parar y vamos a parar.
—Pará un poquito, che, bajá eso.
—Yo sé que vos te encamaste con la Pochi. Con mi Pochi.
Llego a ver algo a través de la venda. Discuten. Todo se vuelve un gran borrón. Me despierta un disparo. Otro. Mis oídos zumban.
El petiso, el que no manejaba, me saca la venda. Hace un gesto con el índice en sus labios, pidiéndome silencio. Comienza a llamar por un celular.
—‘Cuchame, Tanito. Acá el pibe se nos escapó. (…) Sí, no sé cómo le hizo, pero agarró el fierro del Largo. (…) Sí, no sabés. No sabés cómo lo dejó (casi se le escapa una risa, otra pausa). Mirá, Tano, yo voy a ver si lo puedo agarrar, pero lo que pasa es que el Largo se descuidó mientras (…) Sí, Tanito. No te hagas drama, Tanito, está todo bien.
—Arriba, campeón. Ahora, vos te vas a ir, ¿sí? Te vas a ir y vas a salir corriendo, ¿sí, papi?
Yo no entiendo nada. Tampoco tengo la capacidad anímica de responder. No sé si me va a tirar por la espalda. No sé nada ya. Me abre la puerta lateral de la camioneta y me ayuda a bajar. Comienzo a caminar. No me dispara. Sigo. Me alejo.


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Esta es la tercera versión del segundo trabajo práctico que hice para Taller de Escritura 2. Reescritura. 511 palabras.

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